Valorado con una puntuación de 4.52 de un máximo de 5
Fecha: 3/9/2018
Duración: 1 hora con 14 minutos (51 MB)
Fecha creación del audiolibro: 03/05/2018
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Incluye un resumen PDF de 10 páginas
Duración del resumen (audio): 7 minutos (5 MB)
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Encuadernación del libro físico: Tapa Blanda
Descripción o resumen: Malcolm Lowry es un escritor maldito típico, hijo de padres acomodados, escritor pese al escándalo familiar, adicto a la tequila y al mezcal, aventurero, protagonista de episodios oscuros jamás aclarados, víctima de incendios en los que desaparecen sus manuscritos, trabajador irregular que reescribe su única obra importante, Bajo el volcán, cuatro veces en lugares y circunstancias completamente distintos, muerto de mala manera después de una última crisis etílica. Y su novela es una de las escasísimas grandes novelas de todos los tiempos. Y porque pocos lo han leído, quisiéramos que estas dos cartas sirvan de incentivo a su lectura. En ellas Malcolm Lowry se retrata como creador y como persona. La primera carta, dirigida a su editor, que le pedía la supresión de unos pasajes del libro, es un largo estudio crítico, serio e irónico, de Bajo el volcán: Lowry analiza a fondo su propia obra para rechazar los cortes propuestos y justificar la absoluta necesidad de publicarla tal como fue concebida a lo largo de diez años de reflexión. La segunda es la historia kafkiana de dos personas, él y su mujer, metidos en el más intrincado e infernal laberinto burocrático y administrativo debido a un error, llamémosle así, de la policía mexicana. Lowry murió sin haber podido conocer los motivos por los que se vio envuelto en aquel embrollo que lo llevó al calabozo y a la expulsión de México. Y porque Jorge Semprún dice que Malcolm Lowry exige lectores exigentes (“Somos unos cuantos”, añade)–y porque a Malcolm Lowry le gustaban los prólogos-, le pedimos que escribiera algo sobre estas cartas de Malcolm Lowry. Lo hizo, finalmente. Y para que entendiéramos de una vez que“no nos vendría mal la irrupción de algunos tipos como Malcolm Lowry”, arremete contra algunos de los tabús de nuestra academia, contra el escritor/funcionario,“que después o antes de sus obras de oficina”,“funciona oficinescamente como escritor”, y contra el escritor/sacerdote,“portador de valores eternos”, en este caso culturales, exquisitamente culturales:“no ejerce una mera función, sino una misión, un sacerdocio”.