Descripción o resumen: Vivimos tiempos decadentes, tiempos desacralizados, tiempos en los que transcenderse apenas parece posible. Pero ¿en qué se nota? No siempre vivimos este drama de modo consciente. Hay quienes creen, incluso, que tal ocaso merece celebración. Sin embargo, una celebración es una fiesta y una fiesta es una comunión. Comulgar implicar una fusión, un cuerpo dispuesto a ser invadido por todo lo otro, a mezclarse, a vibrar, a abandonarse, a convertirse en puente o canal o sendero de otros cuerpos de otros humores., un cuerpo que desea ser transitado para no quedar atrapado en su simple y austera mismidad. Somos decantes, por el contrario, cada vez que tenemos religarnos, cada vez que exigimos y nos exigimos independencia, pues, a veces independencia es solo una manera bonita de decir desarraigo aislamiento, precariedad, desconexión y, en consecuencia, pauperización del espíritu. Somos decadentes cuando un higienismo extremo nos hace escrupulosos y desconfiados, cuando la salud tiene el precio de la reclusión, del retraimiento.