Descripción o resumen: Espontánea, desmesurada, golosa, desprendida, apasionada y tierna a la vez, la griega Loxandra es un personaje delicioso. Parte esencial de ese mosaico abigarrado que era Constantinopla en el siglo XIX, cría a sus hijos, cuida de su marido, hace buenas migas con los aguadores y los vendedores de sahlep –turcos todos, sí, pero definitivamente diferentes del detestable sultán que le robó su gata–, y mantiene un insólito y constante toma y daca con la Virgen de Baluklí.