Descargar AudioLibro La Legion de los Condenados de Sven Hassel

Ficha completa del audiolibro

• Nombre del audiolibro: La Legion de los Condenados
• Autor del audiolibro: Sven Hassel
• Fecha de publicación: 1/7/2007
• Editorial: INEDITA
• Idioma: Español
• Género o Colección: Novela Contemporánea
• ISBN: 9788496364752
• Valoración del audiolibro: 4.48 de un máximo de 5
• Votos: 502
• Autor(a) de la reseña: Josphe Orsua
• Valorado con una puntuación de 4.18 de un máximo de 5
• Fecha: 10/8/2018
• Duración: 4 horas con 43 minutos (184 MB)
• Fecha creación del audiolibro: 14/06/2018
• Puedes escuchar el audiolibro en estos formatos: MP3 - MOD - FLAC - ATRAC - AC3 - WMA - MPEG4 - WAV (compresión TAR.GZ - RAR - 7Z - ZIP - TBZ2 - RZ - TGZ)
• Incluye un resumen PDF de 42 páginas
• Duración del resumen (audio): 29 minutos (21 MB)
• Servidores habilitados: FreakShare - BitShare - MEGA - iDope - Torlock - Hotfile
• Encuadernación del libro físico: Tapa Blanda Bolsillo
• Descripción o resumen: Retumbar de botas claveteadas en el cemento del patio, con producción de chispas fugaces. Cuarto de vuelta al salir del cuartel e inicio de la marcha por el camino empapado, bordeado de álamos. En un batallón disciplinario, las conversaciones y las canciones están, naturalmente, prohibidas; individuos de cuarta categoría no pueden aspirar a los privilegios del soldado alemán. Como tampoco teníamos derecho a llevar el águila o los otros símbolos de honor: sólo llevábamos, en la manga derecha, una cinta blanca —¡y que siempre debía permanecer blanca!— cruzada por la palabra SONDERABTEILUNG en letras negras. Como debíamos ser los mejores soldados del mundo, todas nuestras marchas eran marchas forzadas. En menos de un cuarto de hora estábamos cubiertos de sudor, nuestros pies empezaban a calentarse y abríamos la boca para poder respirar, pues la nariz por sí sola resultaba rápidamente incapaz de suministrarnos una cantidad de oxígeno suficiente. El correaje y el fusil impedían que la sangre circulara normalmente en nuestros brazos, produciendo la hinchazón de los dedos. Pero para nosotros todo eso no era más que una insignificancia. Podíamos realizar una marcha forzada de veinticinco kilómetros sin experimentar la menor molestia.