Descargar AudioLibro Me Llamo Ezequiel y asi Sera Siempre de Martxel Mariskal

Ficha completa del audiolibro

Nombre del audiolibro: Me Llamo Ezequiel y asi Sera Siempre
Autor del audiolibro: Martxel Mariskal
Fecha de publicación: 19/1/2002
Editorial: HIRU
Idioma: Español
Género o Colección: Novela Contemporánea
ISBN: 9788495786210
Valoración del audiolibro: 4.56 de un máximo de 5
Votos: 190
Autor(a) de la reseña: Polinaria Lobos
Valorado con una puntuación de 4.39 de un máximo de 5
Fecha: 14/9/2018
Duración: 4 horas con 52 minutos (198 MB)
Fecha creación del audiolibro: 28/05/2018
Puedes escuchar el audiolibro en estos formatos: OPUS - MPEG4 - MP3 - Vorbis - WMA - WMA Lossless - FLAC - WAV (compresión RAR - TZ - ARJ - ZIP - ISO - TBZ)
Incluye un resumen PDF de 35 páginas
Duración del resumen (audio): 25 minutos (17.5 MB)
Servidores habilitados: FreakShare - Google Drive - Torrent Project - Hotfile - Mejor Torrent - FileServe - Uploaded
Encuadernación del libro físico: Tapa Blanda
Descripción o resumen: Martxel Mariskal Balerdi nació en Hondarribia en 1964. Licenciado en Ciencias Sociales en EEUU y diplomado como Maestro de Idiomas Extranjeros, fue bajista y letrista del ya desaparecido grupo de rock Beti Mugan y colaborador de grupos musicales vascos como Dut, Lisäbo y Sagarroi. Actualmente trabaja en Boston como profesor de inglés y de lecto-escritura con adolescentes inmigrantes. Martxel Mariskal ha recibido varios premios literarios (en euskera todos ellos) y Me llamo Ezequiel, y así será siempre es su primera novela.“...Siempre había cierto misterio entorno a él. Algo así como si caminara acompañado por un continuo trasfondo de slide guitar; algo así como si avanzara envuelto por la banda sonora de París, Texas; algo así como si fuera un chico del desierto, o un chico del mar, o un chico del espacio o de cualquier extensión lejana e infinita. Sí, siempre había un aura misteriosa en él, y cuando se detenía y se quedaba absorto mirando cualquier detalle, cualquier motivo aparentemente insignificante, yo lo observaba a él observar y comprendía que mi hermano Ezequiel era un ser que sentía demasiado y sufría por ello. Su mirada, a veces reservada, a veces atrevida hasta el punto de resultar ofensiva, buscaba sin descanso el interior de las cosas, el interior de las personas. Sus ojos oscuros sólo sabían mirar hacia dentro, como si en ellos se concentrara la certeza del destino. Nunca miraba de soslayo, sino siempre de par en par y de manera fija e intensa como si utilizara un taladro visual. Miraba más allá, más allá que todos nosotros, y, sin duda, más allá de todos nosotros...”